La Casa Francesc Oliva de Barcelona, diseñada por el arquitecto Ramón Portusach en 1909, tiene un gran valor histórico-artístico debido a su diseño arquitectónico y a su relación con el modernismo catalán.
El edificio es un buen ejemplo del modernismo tardío, con elementos decorativos característicos de la época, lo que le da un valor significativo como obra de interés artístico e histórico.
Su estilo y detalles ornamentales, junto con la calidad de su construcción, la convierten en una pieza destacada dentro del patrimonio arquitectónico de la ciudad.