Inaugurado el 9 de febrero de 1908, el Palau de la Música Catalana es una de las salas de conciertos más singulares del mundo. Construido entre 1905 y 1908 por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, como sede del Orfeó Català, y sufragado por suscripción popular, además de ser uno de los edificios más representativos del Modernismo catalán, ha sido durante más de cien años el escenario privilegiado de la vida concertística, nacional e internacional, de la ciudad de Barcelona. La importancia del Palau de la Música Catalana fue ratificada el 1971 con la declaración de Monumento Histórico-artístico de Interés Nacional, con la calificación el año 1997 como Patrimonio de la Humanidad concedida por la UNESCO y con la concesión de la Medalla de Bellas Artes.
